Alimentación infantil durante el verano, por Juan Llorca y Melisa Gómez
Cada vez más, afortunadamente, parece que la forma en la que nos alimentamos va tomando mayor relevancia. Esto hace que busquemos y nos preocupemos por tener más información, no solo en referencia a nuestra alimentación, sino también a la de los más pequeños, fijándonos incluso en aspectos como la estacionalidad o sostenibilidad. Es por ello que, a lo largo de este artículo, voy a daros unos pequeños consejos para seguir cuidando la alimentación infantil durante el periodo estival.
Las 5 claves para la alimentación infantil en verano
1. Legumbres también en verano
Puede pasar que, después de dar un paseo a treinta y muchos grados en un caluroso día de verano, tu peque no vea con los mismos ojos los guisotes o los platos de cuchara que se comía en enero. Y no, no se te está dando peor la cocina ni se te ha ido la mano con la sal; aunque también puede darse el caso de que, pese al clima, devore con las mismas ganas de siempre ese plato de lentejas. No obstante, la lógica nos dice que con las altas temperaturas nos pasemos a alimentos más fresquitos, menos cocinados y, por consiguiente, más apetecibles para esta temporada. Pero, ¡ojo!, esto no quiere decir que recurramos a productos preparados y ultraprocesados, ni que por no hacer tantos guisos vamos a dejar de comer legumbres. Tenemos miles de opciones para seguir comiendo saludable, tanto dentro como fuera de casa, y vale la pena recordar que algunos alimentos como las conservas vegetales siguen estando en el súper y son un recurso genial y rápido para preparar todo tipo de platos.
2. Divide y vencerás (o fraccionar las comidas de los niños)
El verano suele ser un período más activo para los peques (los padres y madres ya tenemos bastante haciendo que todo siga funcionando) en los que habrá días en la playa, en la montaña, de correr con amigos, de no parar y estar fuera de casa, de moverse más… Las comidas copiosas podrían producir digestiones más pesadas y, si esto ocurre, podríamos mejorarlo aumentando las veces que ofrecemos comida cada día. Sobre todo, fomentando el consumo de fruta y tomando en cuenta siempre el apetito del niño, de forma que las comidas se tornen más ligeras, frescas y nos ayuden a evitar así posibles comilonas.
Con esto, no sólo haremos que sientan mejor, sino que esas comidas más livianas contribuirán a que las digestiones sean más rápidas y esto nos vendrá de perlas para no tener que hacerles esperar horas antes de bañarse en la playa o la piscina para evitar el temido “corte de digestión”. Aunque no es nada frecuente, podría ocurrir si las condiciones se prestan para ello y, aunque estar bajo la sombrilla está muy bien, todos queremos refrescarnos de vez en cuando. De todos modos, si queréis saber más sobre esto, Lucía mi Pediatra habla acerca de ello en su artículo La hidrocución y que hay de ¿realidad o mito?
3. Seguridad alimentaria en verano
Un recurso fantástico para un picnic para niños en verano es recurrir a vegetales y frutas de verano enteras, sobre todo en los momentos de más calor: además de alimentarles les mantendrán hidratados. También podremos estar más tranquilos y olvidarnos de los alimentos sensibles a las altas temperaturas como la tortilla de patatas, que está muy buena pero mejor si la dejamos para cuando comamos en casa.
4. Agua, nuestra mejor aliada
¡Ah!, hablando de la hidratación, tenemos claro que debemos compensar la pérdida de líquidos por las altas temperaturas para combatir episodios de deshidratación en los peques. Pero no caigamos en el error de darles refrescos azucarados porque estemos en el chiringuito o estén de vacaciones ya que, como nos cuentan en este metaanálisis esta práctica promueve el sobrepeso en niños y adultos, así que siempre que podamos recurriremos al agua, que es sin duda nuestra mejor aliada.
También podremos ofrecer bebidas refrescantes como las aguas saborizadas, preparadas de forma casera: agregando al agua plantas aromáticas o exprimiendo un poco de zumo de frutas naturales, de manera que podamos darles una opción divertida y evitemos los refrescos o zumos azucarados.
Otra buena opción, aunque de forma más ocasional, podrían ser los helados de frutas naturales, ¡habéis leído bien! helados, frutas y naturales, opción que pueden disfrutar como merienda ya que por sus características suelen ser dulces y bien aceptados. Además, pueden apoyarnos, o no, no lo tengo tan claro, para evitar que nos pidan ese otro helado menos recomendable (hasta que se nos acaben los argumentos de por qué no se lo vamos a comprar).
5. Comer bien todo el año y, por supuesto, en verano
Hasta aquí todo muy obvio y necesario, sobre todo con los calores, pero en cuanto a requerimientos nutricionales no hemos hablado nada. ¿Qué pasa con las vitaminas, minerales, proteínas…? Pues, a decir verdad, esto no va a diferir mucho de lo que hacemos el resto del año, salvo en casos excepcionales, donde aplicamos medidas excepcionales.
Seguir comiendo variado, sin forzarles, respetando su apetito, disfrutando de las ricas ensaladas de legumbres, con tomate y queso feta; un arrocito de pescado o una buena lubina al horno con verduritas; incluso, si os pilla de repente, un rápido y nutritivo humus o unas croquetas de bacalao; unas sardinas en lata y un rico gazpacho. Variedad hay mucha y en mi canal de Youtube tienes más de 50 ideas de cenas saludables para el verano.
Y no nos olvidemos de algo muy importante, que ayudará a las futuras generaciones a seguir disfrutando de nuestras playas, nuestros montes y de la naturaleza: disfruta del sabor de los alimentos frescos, de temporada y, a poder ser, de cercanía. Más aún en verano, donde tenemos una gran variedad de fruta muy apetecible, sobre todo si la tenemos lista para tomar en la nevera (no la guardes entera, córtala, ponla en un tupper y libre albedrío).
Basa tu alimentación y la de los tuyos en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, huevos, pescados y carnes blancas.
Sin duda el verano está para disfrutarlo, para que se diviertan y podamos compartirlo, no queremos pasarnos horas en la cocina, pero esto no está reñido con comer saludable. La educación alimentaria es una de las bases para mantenernos sanos y si los educamos desde bien pequeños tendrán hecho un camino hacia un entorno de vida más saludable, ayúdales a ello y disfrutad del buen tiempo.
Un abrazo y sed felices.
Juan Llorca y Melisa Gómez
Publicado el 13 Jul, 2020