El azúcar en los alimentos infantiles
El azúcar está en boca de todos últimamente. Son muchas las noticias que circulan últimamente sobre este tema. ¿Cómo afecta el azúcar a nuestro organismo? ¿Se consume en exceso? ¿Qué pasa con los niños? Las cuestiones relacionadas con la forma en que el cuerpo asimila el azúcar son complejas y delicadas de por sí. Todos los alimentos contienen azúcares, pero no todos son absorbidos igual en proporción ni en velocidad. Y ahí reside la clave para una correcta alimentación.
En los alimentos más ricos en azúcar pero pobres en fibra este será absorbido rápidamente; esto provoca una mayor secreción de insulina, que hará que las células de todo el cuerpo asimilen el azúcar, pero especialmente las que lo transforman en grasas. Además, debido al trabajo de la insulina, el hambre volverá a aparecer poco después.
La fibra, en realidad, está compuesta por una estructura de azúcares, pero son más complejos de absorber. La fruta, los cereales y las verduras contienen esta fibra y gracias a ello:
- La absorción de azúcar tiene lugar en un plazo más largo y lento.
- No se almacena en forma de grasa.
- La sensación de hambre tarda más en volver.
El azúcar en niños
En el caso de los más pequeños, debemos tener aún más en cuenta todo esto. Los niños acaban de empezar a formarse y todas estas cuestiones les afectan de forma mucho más directa. Para ellos, un exceso en el consumo de azúcares simples (fructosa, glucosa o galactosa) puede suponer el desarrollo de diabetes, problemas en el hígado, afecciones cardiacas. Incluso derivar en otras cuestiones como caries y sobrepeso. Además, los alimentos ricos en azúcar resultan altamente adictivos, y se encuentra presente en muchos alimentos aparentemente “inofensivos”. Las galletas infantiles que todos tenemos disponibles en el supermercado, sin ir más lejos.
Lamentablemente, hay una gran cantidad de productos destinados a los niños que se encuentran saturados de este tipo de azúcares. No hablamos solo de chocolate, bollería, galletas, refrescos azucarados o golosinas. En este marco también se encuentran casi todos los cereales infantiles, zumos, batidos y productos lácteos (desde yogures hasta helados).
Por tanto, no olvidemos la responsabilidad que tenemos sobre todo lo que comen nuestros hijos. Fijarnos en las etiquetas de los productos que compramos es una gran manera de conocer lo que comemos y de cuidar la salud de nuestros hijos y la nuestra.
Publicado el 26 Abr, 2017