Mamá concilia, ¿y papá?
La conciliación laboral-familiar está en boca de todos últimamente. Son muchas las mujeres, madres que reivindican una mejora en lo laboral para poder dedicar tiempo a la familia: reducciones de jornada sin consecuencias laborales, horarios intensivos, flexibilidad horaria, facilidades en cuanto a infraestructura (salas donde poder sacarse leche, por ejemplo) para que la mujer continúe con la lactancia materna. Por aquí podría empezarse a mejorar.
Cuando el término conciliación sale a relucir, pensamos en mujeres. Pero, ¿y los hombres?,¿ellos concilian? Lamentablemente un buen número de ellos no lo hacen. Así es difícil ser una madre feliz, ¿no os parece?
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Hablemos con datos en la mano
Según un reciente estudio sobre conciliación, las mujeres dedican a las tareas domésticas algo más de cuatro horas diarias. Por el contrario, los hombres dedican poco más de dos horas. Comparando este estudio con el realizado hace diez años han constatado que no hay diferencias. ¿Qué ha sucedido en estos diez años?, ¿acaso no hemos hecho nada para mejorar?
Según este mismo estudio la mujer sigue cobrando menos que un hombre en el mismo puesto de trabajo, la cuantía de las pensiones es menor, hasta la prestación por desempleo es menor. Y esto a pesar de que en las universidades hay un mayor porcentaje de alumnas.
Las mujeres continúan asumiendo su jornada laboral y las tareas domésticas, tienen eso que muchas llaman doble jornada. Pero si realmente queremos tomarnos en serio la conciliación, la pareja y padre debe empezar a asumir la parte que le corresponde.
¿Quién se reduce la jornada?
Cuando una pareja tiene un hijo solo uno de los dos pide reducción de jornada. Esto suele hacerlo mayoritariamente la mujer. Pero que el hombre no tenga reducción de jornada no le exime de ocuparse de tareas que se supone han de ser compartidas.
En principio cuando un progenitor (sea la madre o el padre) reduce su horario laboral, lo hace para ocuparse de los hijos: poder llevarles / recogerles del colegio, pasar la tarde con ellos, llevarles a sus actividades extraescolares si las tienen, jugar con ellos, ayudarles con los deberes. Pero lo que se hace, en muchos casos, es hacer la compra, limpiar la casa, poner la lavadora, planchar.
Esas tareas deben ser compartidas por ambos miembros de la pareja y se pueden distribuir a lo largo de toda la semana e incluso el fin de semana. Con la atención a los hijos sucede lo mismo en la medida que los horarios laborales lo permitan, la responsabilidad debe ser compartida.
No seamos tan eficaces
Muchas mujeres cometen el error de tenerlo todo listo cuando su pareja llega a casa: los niños bañados, cenados, deberes hechos, la ropa planchada, la lavadora tendida, la cena hecha. Es algo generacional, así lo han inculcado las madres, abuelas,… es el deber de una buena mujer. Y ahí quizá es donde se debe empezar a cambiar. ¿Qué les dejáis a los hombres? ¿sólo les queda sentarse en el sofá tranquilos y sin preocupación alguna?
Conciliar es que la pareja pueda compatibilizar su trabajo y su familia, es compartir el tiempo.
Y en vuestro caso, ¿vuestras parejas concilian?, ¿se comparten las tareas del hogar?, ¿asumís por igual la responsabilidad de los hijos?
Belén Pardo
Autora del blog Mamá Sin Complejos
Publicado el 29 Dic, 2011