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La maternidad exige cuidados 3 en 1

Me recuerdo con veintitantos, preocupada de estudiar, comenzaba a trabajar, de la fiesta del sábado, del chico que había conocido el fin de semana anterior. Qué diferente era la vida… No sé si más fácil o difícil, sólo diferente. De repente chico conoce a chica, chica se enamora de chico. Y se produce el gran ¡flash! Pareja que comienza una aventura, vivir juntos, casarse, formar una familia, bla, bla, bla, lo que ya sabemos. Y la chica, o sea yo, sigue con la sonrisita sin pensar en mucho más. Pero entonces ¡zas!, la liamos y eso a lo que llaman el reloj biológico y cuenta atrás para la maternidad empieza a hacer tic-tac, o al menos yo empiezo a oírlo. Todo el día, a todas horas, despierta, dormida, “¿pero en serio esto está pasando?”, me preguntaba yo. Y sí, pasaba. Tras algunos contratiempos, que no vienen al caso, te quedas embarazada, tienes a tu hijo, te hacen un desgarro del quince, te quedas sin suelo pélvico y luego, cuando comienzas a tener tiempo y te miras a ti misma, te preguntas, ¿pero qué narices ha pasado aquí?

La revelación

Y entonces una empieza a investigar por ahí, se hace un blog, conoce a cientos de madres, con cientos de experiencias. Me topo con profesionales que me van ayudando a entender, a aprender…. Y me doy cuenta que he sido una pardilla. Las mujeres andamos tan metidas en nuestra vida-trabajo-pareja que llega la hora de ser madres y vamos posponiendo cualquier atención que necesitemos hasta el mismo instante en que tenemos a nuestro bebé en nuestro pecho en el paritorio.

Un punto de inflexión

La maternidad es un punto de inflexión, pero muchas, por desgracia, nos hemos dado cuenta años después de ser madres. Afortunadamente voy viendo que cada vez más mujeres van recuperando ese instinto, esa mujer primitiva que esta sociedad se empeña en enterrar y ocultar. La mujer, cuando se enfrenta a uno de los retos más importantes de su vida, necesita lo que yo llamo “cuidados 3 en 1”. Una vez que nos quedamos embarazadas es cuando nos damos cuenta de que el chispazo se ha producido. Antes puede que lo veamos más como un acto de fe. Pero cuando tu barriga empieza a crecer… amiga mía, ya no tienes escapatoria.

Tres puntos fundamentales

Los tres puntos donde debemos centrar nuestra atención son: cuidados emocionales, cuidados psicológicos y cuidados físicos… y puede que nos quedemos cortas.

Cuidados emocionales

El embarazo, las hormonas y nuestra mujer primitiva oculta, comienzan a hacer de las suyas en el terreno emocional. Por ello me parece fundamental comenzar a cuidarlo. Nada mejor que descubrir a las comadres: frecuentar grupos de madres, grupos de lactancia, grupos de embarazadas, madres experimentadas, blogs… Todo vale para que la mujer comience lo que yo llamo su despertar. Porque se necesita esa cercanía femenina, porque ahora te apetece hablar de crianza, del parto, de opciones, de miedos…. Porque necesitas que te entiendan y ellas, solo ellas, podrán hacerlo.

Cuidados psicológicos

Aquí nuestra pareja jugará un papel fundamental pues será el mástil que nos sujete a “la realidad”. No puedo evitar pensar en Laura Gutman cuando habla del conflicto de la mujer y la dificultad para integrar el “yo externo” como ser social y el “yo interno” o la identidad como madre. Saber integrar ambas facetas, priorizar aquello que nos haga felices y desterrar el miedo social me parece fundamental para disfrutar una de las etapas más importantes de la vida de toda mujer.

Cuidados físicos

En primer lugar, los cuidados del suelo pélvico, ¡el gran olvidado! Porque esto no te lo suelen contar, te dicen que hagas los ejercicios de Kegel y “adiós muy buenas”. Y no, aquí hay mucha miga, mucho que hacer y mucha preparación. Y no olvidemos cuidarnos a otros niveles, ¡seamos coquetas!, ¡seamos mujeres! Nuestras cremitas antiestrías, hacer ejercicio, no coger peso excesivo… Que después nos seguirá apeteciendo ser atractivas y deseables. Porque una se convierte en madre, y es feliz, pero eso no significa que dejemos de ser mujeres. Cuidarse físicamente es importante por nuestra salud pero también por nuestra autoestima.

El embarazo es un momento fabuloso para reconectarnos con nuestro interior, para aprender de nosotras mismas. Y, por supuesto, para cuidarnos. No se me ocurre mejor preparación para recibir a nuestro hijo. ¿Y a vosotras?

Belén Pardo

Autora del blog Mamá Sin Complejos

Publicado el 31 Ene, 2013

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