Diástasis de rectos o esa barriguita postparto que nunca desaparece
El cuerpo de la mujer durante los meses de gestación cambia de manera sorprendente para poder albergar al bebé, la placenta, el líquido amniótico, el útero que crece, …
Algunas mujeres engordan muchos kilos, y otras no tanto. Sin embargo, lo que todas tenemos en común es esa enorme distensión del abdomen, a consta de la separación fisiológica de los rectos abdominales (para entendernos, “las chocolatinas” que algunas tienen).
El parto puede ser por cesárea, por vía vaginal (con o sin instrumental, con o sin epidural). Pero lo que todas tenemos en común es la involución de nuestro cuerpo a la situación previa al embarazo. En el postparto cada mujer necesita un tiempo único de recuperación, algunas en seguida vuelven a “entrar” en sus pantalones, y otras en cambio necesitan de algo de dieta y ejercicio para volver al peso anterior.
Sin embargo, algunas de nosotras tenemos la sensación de que nuestro abdomen no sólo no vuelve a su estado anterior a pesar de la dieta y el ejercicio, sino que parece que aumenta.
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Qué es la diástasis de rectos
La diástasis de rectos es la separación no fisiológica de esos abdominales, que a nivel estético da como resultado una tripa nada atractiva, pero a nivel funcional causa más problemas:
- Problemas de suelo pélvico (incontinencia urinaria, prolapsos…)
- Dolor en la zona lumbar
- Estreñimiento, gases; diferentes problemas digestivos
Qué causa la diástasis
No sólo es el embarazo un factor de riesgo, hay otros procesos que hacen que la diástasis no sea un problema exclusivo de mujeres.
- Aumento excesivo y brusco de peso
- Abdominales clásicos
- Estreñimiento y tos crónica
- Embarazos múltiples
- La crianza: las malas posturas que adoptamos las madres al dar el pecho o el biberón, al coger a nuestros hijos, al estar sentadas hacen que la diástasis se perpetúe o agrave.
¿Tengo diástasis?
La autoexploración es una manera sencilla de ver si efectivamente tenemos o no diástasis importantes.
- Túmbate boca arriba, piernas flexionadas y separadas el ancho de cadera. Deja el abdomen relajado.
- Coloca una mano en el centro del abdomen con los dedos dirigidos a hacia los pies.
- Coloca la otra mano detrás de la nuca, y eleva la cabeza.
- Podrás notar la separación que hay entre un lado y otro del abdomen.
- También valoramos la profundidad de la lesión, introduciendo los dedos en la separación (si existe).
Puedes ver el siguiente vídeo en que te mostramos cómo realizar la exploración, pincha aquí. Sin embargo, si tienes dudas lo ideal es la valoración por parte de un profesional.
¿Tiene solución?
No todo es la cirugía. Es importante ser conscientes de que tenemos una problema no sólo físico, sino también de salud.
Hay algunas cosas a evitar:
- No hagas abdominales clásicas, lejos de mejorar vas a aumentar la separación de los rectos.
- No realices deporte hiperpresivo o que trabaje la cincha abdominal a consta de los rectos separados: correr, saltar, nadar a braza, algunas posturas de yoga o pilates….
- Evita el estreñimiento y el sobrepeso
Algunas cosas que hacer
- Acude a un centro especializado en el que conozcan la patología, y esté llevado por profesionales sanitarios.
- Los abdominales hipopresivos pueden ayudar en algunos casos. Aunque no son efectivos en casos de diástasis importantes.
- Trabajo y reconocimiento del músculo transverso.
- En casos extremos es necesario el uso de una faja específica para el cierre pasivo de los rectos (pero no de manera generalizada debemos llevar faja).
- Ser conscientes de nuestra postura, realizar nuestras actividades cotidianas de manera correcta: coger a nuestros hijos, toser, reírnos, levantarnos y acostarnos…
Muchas mujeres han pensado que el tener tripita después de ser madres es un efecto “colateral” y normal del embarazo, sin embargo tiene solución; no te conformes y trabaja por verte y sentirte mejor.
Matrona y enfermera pediátrica
Publicado el 12 Jul, 2016