Mascotas, ¿uno más en la familia?
Por Diario de una mamá pediatra
A final de este mes de octubre hará justo un año que entró a formar parte de nuestra familia la primera de nuestras mascotas. Una caniche de color marrón que se llama Dana.
Mi hija mayor llevaba varios años pidiendo un perro y en los últimos tiempos la petición se había extendido por cielo, aire, tierra y hasta e-mail. En las semanas previas a que tomara la decisión de claudicar, la vi cómo buscaba en google “cómo convencer a mi madre para tener un perro”. Me dio mucha ternura….
Una vez oí que respecto a los perros las personas se dividen en dos tipos. Las personas a las que les gustan los perros y las personas que no saben lo que es tener un perro. Somos del primer tipo, está claro.
Supongo que el título de mejor amigo del hombre le viene de lejos al perro por muchas de sus características: fidelidad, alegría, compañía, etc.
También estos valores, junto con la responsabilidad de cuidar a otro ser vivo y sus necesidades, me parecen muy interesantes. Sobretodo desde el punto de vista educativo para los niños. Sin embargo creo que también es conveniente tener ciertas precauciones.
En primer lugar que el perro esté sano y bien cuidado. Cumpliendo sus revisiones en el veterinario, sus vacunaciones y sus tratamientos preventivos (antiparasitarios externos e internos).
En segundo lugar, a los niños –especialmente si son muy pequeños- hay que enseñarles cómo tratar a los animales. No todo es válido y es cierto que en determinadas circunstancias los animales pueden reaccionar de forma negativa. Así que se impone el respeto. Los animales no son juguetes aunque se puedan convertir en el principal compañero de juegos de nuestros hijos.
Por eso también, en función de la edad del niño, es bueno elegir una raza bien adaptada a la convivencia. Y también al perro, hacerle respetar a los niños. Educarlos en que no muerdan ni arañen, algo especialmente importante cuando los niños son pequeños y con menos capacidad, hipotéticamente, para defenderse.
La verdad es que en nuestro caso, es una perra muy cariñosa y nada agresiva. Y por supuesto seguimos sus controles sanitarios. Como es un puro nervio nos obliga a salir a dar largos paseos. Algo que es beneficioso para nuestro sistema cardiovascular. Y de los beneficios afectivos ya ni os cuento. Hagas lo que hagas, ella va detrás de ti, como una sombra. Como un ángel de la guarda. Resulta muy penoso saber que algunas personas sean capaces de maltratar a los animales o dejarles abandonados.
Todas estas características desde el punto de vista afectivo y emocional hacen posible que los perros participen en algunas terapias. Por ejemplo en niños con trastornos del espectro autista, la relación con el perro mejora la interacción social y las conductas de juego. Es por ello que en algunos centros sanitarios los perros intervienen en el tratamiento y la recuperación de los pacientes pediátricos.
Sorprendente, o quizá no tanto; cuando observas, en tu propio hogar, como la perrita se ha convertido en una más de la familia.
Publicado el 02 Oct, 2013