La mujer y el mundo que ignora la intimidad femenina
Hasta que no te quedas embarazada hay términos o incluso partes de tu cuerpo que desconoces. Las mujeres vivimos en un mundo paralelo donde nuestra intimidad femenina es ignorada. A partir del positivo en el embarazo comenzamos a aprender una terminología nueva y a salir de esa ignorancia -a veces elegida- a base de blogs, libros sobre maternidad y publicaciones por doquier.
Hoy, casi 8 años después de convertirme en madre, sé muchísimas más cosas que cuando empecé en esto. Y entre esas cosas que he aprendido, está el hecho de darme cuenta de lo necesario que es que las mujeres sepan maternar antes incluso de quedarse embarazadas. Maternar no es sólo planificar, conseguir un embarazo o parir. Para mí maternar es mucho más. Es aquello que enseñaban las mujeres de antes a sus hijas y a las niñas de la familia en cuanto entraban en su edad fértil. Eso que podía verse en la calle, algo que se palpaba y respiraba, jóvenes embarazadas, mujeres lactando, familias con niños que cuidaban entre todos. Hoy en día cuando una niña se convierte en mujer, cuando experimenta su primera menstruación las enseñamos poco más que medidas de higiene y se las mete un poquito de miedo porque ya pueden quedarse embarazadas, ¡menudo marrón!
Ahora muchas mujeres no saben maternar, ni tan siquiera saben ser mujeres. Llegan al momento predictor cargadas de dudas que son terrores, de incertidumbres que las paralizan. Concebir, gestar y parir es un acto animal, primitivo para el cual sólo necesitaríamos cultivar el arte de la observación, es decir, mirar a otras mujeres, aprender de su experiencia y mirarnos a nosotras mismas cuando llega el momento.
Los años y la experiencia te enseñan que la mejor maestra para toda mujer que va a tener a su primer hijo es la naturaleza. Nuestro cuerpo femenino encierra todas las respuestas que necesitamos, sólo debemos dejar que nos las muestre, confiar en nuestro instinto y dejarle hacer. Pero en lugar de eso nos empeñamos en cercarlo, negar a nuestro cerebro primitivo y empeñarnos en controlarlo todo. No señoras, no, así no vamos a ninguna parte, no fluímos.
Por fortuna las cosas han evolucionado mucho desde que yo me convertí en madre. Hoy podemos encontrar mucho apoyo, mucha tribu donde buscar respuestas y aprender. Matronas con una voluntad inquebrantable, asesoras de lactancia con una formación impecable, grupos de madres y de crianza cuyo único objetivo es ayudar e informar a las madres más novatas o a todas aquellas que busquen respuestas. Además los blogs y las redes sociales son un gran punto de apoyo e información que ayudan diariamente a cientos de mujeres.
Pero sigo encontrando un grandísimo problema. Esa ayuda que se brinda, se hace a la mujer que o ya está embarazada o ya se ha convertido en madre. ¿Y antes? Yo apuesto por una red que incorpore a la mujer sin más, donde la maternidad se asuma como parte de la vida de una forma natural. No como ese estorbo, eso que no nos permite ascender en el trabajo, eso que debemos prorrogar porque ahora me va fatal por razones económicas.
Quizá si La Mujer, así en mayúsculas, asumiera ese papel natural de la maternidad desde su tierna infancia y no se contaminara con cuestiones sociales, económicas o de otra índole, tendríamos féminas más informadas, más poderosas y más conscientes de su importante papel.
Y si consiguiéramos esto, quizá, sólo quizá, lograríamos que tener hijos no fuera visto como un lastre para otras facetas de la vida femenina. Si un gran número de mujeres formaran sus familias entre los 20 y los 30 años (edad más que recomendada para tener hijos), esto nos permitiría normalizar algo tan natural como ser madre, formar una familia, compatibilizar trabajo e hijos, etc.
Esta es mi apuesta, un órdago que lanzo. Os animo a enseñar, a abrir los ojos de aquellas mujeres que no saben nada de maternar, que no han oído en su vida cómo cuidar el suelo pélvico o qué es un entuerto. ¿Y si las enseñamos? ¿Y si las mostramos que esto es parte de su naturaleza y no impedirá que sigan creciendo a otros niveles?
No permitamos que castren a las mujeres. La femineidad en esta época es un mundo por explorar.
Publicado el 15 Ene, 2015