Bebés con síndrome de Down, desterrando mitos
Hay un gran número de pruebas durante el embarazo que tienen como objetivo determinar el bien estar de la madre y del futuro bebé. Una de estas pruebas es el test de Screening prenatal que determina las posibles alteraciones cromosómicas del bebé y se lleva a cabo durante el primer trimestre de embarazo.
Una de estas alteraciones que pueden detectarse, es la trisomía 21 o bebés con síndrome de Down.
En ocasiones, los prejuicios y las presunciones dadas por la sociedad nos conducen a error. Incluso puede suceder que la ignorancia y la influencia social se conviertan en motivos de segregación. Es el caso, aunque por suerte cada vez en menor medida, de las personas con síndrome de Down. Aunque ya existen iniciativas importantes que se mueven en este sentido, aún nos queda mucho por avanzar.
Hoy queremos explicarte qué es la trisomía 21 y desterrar algunos mitos que existen alrededor del Síndrome de Down en bebés y, en ocasiones, también de los adultos con esta alteración genética.
¿Qué es el síndrome de Down?
Se trata de una anomalía genética consecuencia de la trisomía del cromosoma 21. Mientras que los bebés sin alteraciones cromosómicas nacen con 46 cromosomas, los bebés con síndrome de Down tienen una copia extra en el cromosoma 21. Es decir, tienen un cromosoma de más.
Esto afecta tanto al desarrollo físico como psicológico de los bebés con síndrome de Down. Las características diferenciales más importantes son:
- Anomalías en la formación interna que pueden traducirse en problemas cardíacos, digestivos, respiratorios y visuales.
- Aspecto físico marcado por un rostro plano, consecuencia de una raíz nasal deprimida y de la hipoplasia maxilar. Son comunes los ojos achinados caracterizados por los pliegues de la piel en los párpados y la lengua protuberante, que en ocasiones puede dificultar el habla. Sus dedos suelen ser más cortos de lo habitual, especialmente los meñiques. Y su musculatura no está del todo desarrollada y pueden presentar un exceso de flexibilidad.
- Discapacidades mentales de distinto grado que dificultan en mayor o menor medida el aprendizaje.
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Por todo ello, es esencial el acceso adecuado a la atención de su salud, así como el apoyo en la educación; de manera que pueda suponer un impulso para el desarrollo de la persona.
Sin embargo, son muchos los mitos falsos que circulan sobre las personas que sufren Síndrome de Down y, a continuación, vamos a desmontar varias de estas creencias.
Mitos sobre el síndrome de Down
- La mayoría de los niños con síndrome de Down tienen padres de edad demasiado avanzada: A pesar de que sí es cierto que la incidencia de este tipo de embarazos es mayor conforme aumenta la edad de los padres, no es verdad que la mayoría de ellos sean el resultado de embarazos tardíos (de mujeres mayores de 35 años).
- El Síndrome de Down es consecuencia de malos hábitos durante el embarazo: Esto no es cierto. La trisomía 21 aparece de forma totalmente aleatoria y no hay ningún comportamiento que las madres puedan hacer o evitar que reduzca las posibilidades de tener un bebé con Síndrome de Down.
- Los bebés con síndrome de Down tienen una esperanza de vida reducida: Pese a que hace años esta afirmación era acertada, hoy en día los problemas de salud de los niños con esta anomalía son perfectamente tratables. Por lo tanto, actualmente gozan de una esperanza de vida similar a la de cualquier otra persona.
- Se trata de una anomalía hereditaria: De manera general, no es cierto. Solo en un tipo especial y poco frecuente de síndrome de Down, fruto de la translocación de un cromosoma 21, en lugar de su trisomía, puede darse esta situación. Las personas con Síndrome de Down pueden tener hijos sin este síndrome de la misma forma que dos personas sin trisomía 21 pueden tener hijos que sí la tengan.
- Los bebés con síndrome de Down son niños para siempre y necesitan cuidados de por vida: la verdad es que las personas con Síndrome de Down son perfectamente independientes a nivel individual y social, por lo que pueden llegar a realizar cualquier actividad sin necesidad de ayuda o supervisión. Esto incluye la actividad laboral y la participación en cualquier actividad colectiva. No se debe tratar a las personas con Síndrome de Down adultas como si fueran niños.
- El desarrollo de los bebés con síndrome de Down es diferente: Es cierto que, al sufrir una cierta discapacidad mental y menor tono muscular, tu bebé puede ir más despacio a la hora de alcanzar ciertos hitos de la primera infancia, como sentarse solito, gatear, ponerse de pie o hablar. No obstante, no debes preocuparte. Aunque sea un poco más tarde, los alcanzará.
- Necesitan una vía de educación especial: Pese a que sí que existe una discapacidad mental asociada, esta suele ser entre leve y moderada. Por lo tanto, la mayoría de los niños en esta situación son capaces de seguir un curso académico normal. Puede ser necesaria, y en todo caso será beneficiosa, una atención extra; aunque solo en casos concretos será imprescindible seguir un curso específico.
- Todos son semejantes; o están muy felices o son agresivos: Los bebés con síndrome de Down, no son iguales entre sí ni en términos de personalidad, ni físicamente, ni a nivel intelectual; no existe ningún patrón de conducta asociado a las personas con síndrome de Down. Su personalidad y sus grados de felicidad, tristeza o agresividad dependerán de lo mismo que en el resto de las personas.
Como puedes comprobar, muchas de las asunciones que se hacían anteriormente acerca de los bebés con Síndrome de Down no son ciertas. Si tratas a tu bebé con trisomía 21 igual que a un bebé sin trastornos genéticos, simplemente dándole un poco más de apoyo en su aprendizaje intelectual y con un poco más de paciencia en su aprendizaje físico, el chiquitín crecerá sin ningún problema y llegará a ser perfectamente feliz e independiente.
Fuentes:
Información sobre el síndrome de Down – CDC
Mitos y realidades – Down Lugo
Publicado el 02 Dic, 2022